Es una virtud natural en el hombre que tiende a la realización de cosas grandes prescindiendo de su dificultad y es perfección en general de todas las otras virtudes en cuanto es disposición del ánimo a propósito para los actos más culminantes de las mismas. Por esto es imposible distinguir con precisión esta virtud de cualquier otra existente en grado eminente. Es la virtud que más mueve a la alabanza, porque tiene por objeto de su ejercicio las cosas grandes realizadas conforme a la recta razón. Es el mejor apoyo de la esperanza y la resistencia más eficaz contra la desesperación.

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